La legionelosis es una infección grave provocada por la bacteria Legionella pneumophila, que puede
La legionelosis es una infección grave provocada por la bacteria Legionella pneumophila, que puede provocar una neumonía potencialmente mortal, aunque en algunos casos se produce una infección más leve, conocida como fiebre de Pontiac.
Esta fiebre suele resolverse sola en pocos días sin necesidad de antibióticos, aunque se pueden utilizar fármacos para aliviar el malestar, como paracetamol o ibuprofeno.
En cambio, la enfermedad del legionario requiere tratamiento antibiótico específico. Los fármacos de elección son las fluoroquinolonas —como levofloxacino o moxifloxacino— y los macrólidos —como la azitromicina—, que alcanzan concentraciones adecuadas dentro de las células donde se multiplica la bacteria. La duración del tratamiento suele ser de 7 a 14 días, aunque en pacientes inmunodeprimidos puede prolongarse más.
El manejo hospitalario puede incluir, además, medidas de soporte, como oxigenoterapia en caso de dificultad respiratoria, líquidos intravenosos si existe deshidratación y tratamiento de las complicaciones, como la insuficiencia renal o respiratoria.
La detección temprana y el inicio rápido del tratamiento antibiótico son fundamentales para reducir la mortalidad. Y, a nivel de salud pública, el tratamiento debe ir siempre acompañado de la investigación del foco de contagio para aplicar medidas de control ambiental y evitar nuevos casos.