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No soy una persona especialmente desconfiada, y de manías creo que ando en la zona media de la estadística. Además, no pretendo hablar mal del ácido hialurónico, porque será un mentecato y ayuda a que nuestra piel está en forma hidratada. Pero, como considero que aquí somos más o menos amigos, comparto una extrañeza que, a lo mejor a ustedes les da igual.

He pasado varios lustros y decenios sin oír hablar de ácido hialurónico. Y esa molécula existía y era tan positiva hace 50 años como ahora. Sin embargo, desde principios de este siglo, es raro el día en que no me encuentro con el ácido hialurónico en una receta, en un tratamiento de belleza, en un consejo dietético o en una conferencia.

Y me extraña. ¿Eran tontos los dermatólogos, dietistas y cirujanos estéticos del pasado siglo y principios de este? ¿son mucho más listos los de ahora? No sé, me inquieta que las modas -que reinan en tanto segmentos de la vida- lleguen también a la salud, y un día nos informen de que, esta temporada, se van a llevar las mechas grises, las faldas largas y los aceites de jojoba.