Si lo que, a veces, se denomina como juego de niños concluye en suicidio, no es un juego de niños.
Si lo que, a veces, se denomina como juego de niños concluye en suicidio, no es un juego de niños.
La última víctima de acoso escolar es una menor de 14 años. El acoso escolar siempre ha existido, pero ahora se extiende a las redes. El acosado no tiene descanso, cuando se terminan las clases y se marcha a casa, porque en su móvil siguen los insultos, las burlas, de las que se enteran en ámbitos mucho más amplios que el escolar. La angustia, la impotencia de la víctima, le puede conducir a quitarse una vida, que apenas ha comenzado.
Los profesores suelen quitarle importancia, diciendo que son cosas de chicos. Pero hay algo más que responsabilidad escolar: responsabilidad familiar. Hay padres que no se enteran de los problemas por los que atraviesan sus hijos. Madres y padres que no captan que esa tristeza, ese trastorno de conducta, tiene su origen.
El acoso en la escuela no es nunca frivolidad. Y a su hijo, a su nieta, le puede costar la vida.