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Conocer personas interesantes y viajar a lugares insospechados no lo prohíbe ningún médico. Desde mi juventud he conocido a mujeres complicadas, como madame Bovary o Jane Eyre; familias apasionantes, y hasta peligrosas, como los hermanos, Karamazov; tipos inteligentes como el comisario Maigret o Sherlock Holmes, y hombres terribles como Drácula.

He viajado a lugares insospechados con Alicia, que me llevó al país de las maravillas, y he pasado miedo y excitación, navegando hacia la Isla del Tesoro. Bueno, hasta viajé al centro de la Tierra, sin quemarme, y pisé la Luna sin peligro.

Para leer hace falta tanto la inocencia como la inteligencia. Inocencia para admitir la ficción e inteligencia para interpretarla. Las novelas y la poesía no curan la enfermedad, pero la hacen más soportable y, si estamos sanos, nos desquitan de la vulgaridad cotidiana.

Hoy es el día del libro. Ningún médico le va a prohibir la lectura. ¡Ah! Y son numerosos los médicos que también fueron escritores.