La azitromicina es un antibiótico del grupo de los macrólidos empleado como tratamiento de una amplia variedad de infecciones causadas por bacterias. Su dispensación siempre está sujeta a prescripción médica, lo que garantiza un diagnóstico previo de infección por un microorganismo sensible a este antibiótico.

Por ello, es importante utilizarlo únicamente bajo criterio médico, respetando las dosis y la duración del tratamiento indicada, para asegurar la erradicación de la infección y evitar la aparición de bacterias resistentes.

Por lo general, el tratamiento con azitromicina es bien tolerado, con escasas reacciones adversas que, cuando aparecen, suelen ser leves o moderadas y reversibles, como diarrea o dolor abdominal.